sábado, 24 de septiembre de 2016

Los tuits escarlata


 
En 1850 fue publicada la obra maestra del novelista americano Nathaniel Hawthorne “La Letra Escarlata “que nos transporta a la puritana Nueva Inglaterra del siglo XVII. En ella, se acusa de adulterio a la bella Ester Prynne, mujer casada, que se entrega por deseo desenfrenado con el Reverendo Dimmeadale; piadoso pastor espiritual. Por negarse a revelar el nombre de padre con quien engendró un bebé, Ester no sólo fue señalada sino condenada a portar un adorno pagano en su pecho con una letra “A” de adulterio.
 
Con tristeza descubro que parte de la sociedad mexicana sigue con estos prejuicios puritanos y han condenado a una joven bella no mediante un adorno pagano, sino mediante un tweet, haciéndola perder su matrimonio por besarse con otro hombre en playa del Carmen festejando su despedida de soltera. La réplica, a través de las distintas redes sociales, tanto del video como del rompimiento del compromiso por parte de su pareja, fueron repetidas en más de una ocasión e incluso, como es el caso de algún periódico neoleonense, comentada a modo de nota con sorna y aprobando el “castigo” que se le “impuso” a la novia infiel. La joven, por palabras propias de su padre, ha quedado profundamente lastimada y pide clemencia para que no se siga difundiendo en las redes sociales el vídeo que la delata.
 
Preocupa y deben ocuparnos las expresiones de “ doble moral “ y de escarnio público a las que nos enfrentamos todos los días. ¿A cuántos hombres en sus despedidas de solteros no ha ido más allá un beso, no se les señala, no se les castiga?, incluso pareciera ser que en este caso, es el comportamiento “esperado” y hasta se les festeja –igual que con la novela de Hawthorne, el cine tanto americano como mexicano, da cuenta de esto. ¿Cuántas de las personas que predicaron alta moralidad en redes sociales condenando la conducta de la chica han estado en situaciones similares –o peores- y tuvieron la oportunidad de resolverlas como deben resolverse estos asuntos de pareja: en privado y entre dos únicamente? Tenemos la obligación moral de apoyar Coralina, no permitir que se aísle por una parte de una sociedad que es juzga de manera injusta y estúpida, tenemos obligación ética de no juzgar la conducta ajena cuando ésta no lesiona los bienes públicos, de no discriminar. Coralina, que debería considerar más que como un castigo como un caso de buena fortuna no haberse casado con un hombre que claramente no tiene los elementos necesarios para ser una buena pareja, debe salir de este asunto tal como lo hizo Ester Prynne al salir de la cárcel; “con un aspecto de verdadera dama que desprendía tanta belleza que cegaba a los puritanos”.